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Queridos nietos,
¿Y cuándo decido empezar?
Hay un momento histórico que nos ha tocado vivir en el 2020, unos meses donde la vida se detuvo. De repente las rutinas diarias quedaron relegadas a un arresto domiciliario y con esto, el tiempo disponible nos acompañó durante unos meses.
Recuerdo que me hizo falta un par de semanas para hacerme con nuevas rutinas, ocupar la cabeza y buscar alternativas para el ejercicio, y en este período me ví devorando horas de sofá y tele que no me llevaban a ningún sitio, y empecé a hurgar en youtube donde encontré resúmenes muy currados de filosofía, sus corrientes y autores. Entre otras, di con el estoicismo, cautivánndome la idea que de ocuparse de lo que es posible controlar y empleando para ello la contención del deseo. De aquí, inevitablemente llegué a contenido sobre finanzas personales, y entre las distintas estrategias de gestión del dinero, acabé viendo vídeos de trading. Seguí las recomendaciones extendidas y me abrí una cuenta demo, pero tuve la suerte que no le vi mucho sentido y no profundicé en el tema. A mi parecer, el trading consistía en una estrategia extremadamente activa de compras y ventas en el corto y muy corto período de tiempo, semanas, días, horas, minutos,..., que además no respondían a ningún fundamento de la empresa en cuestión, sino a unas “reglas” que se recogen en lo que llaman “análisis técnico”, de conocimiento tan extendido que se basa en probabilidades, dicho de otra forma, en lo que va a hacer la gente, pero claro, si yo se que hay una regla que dice que después de un movimiento que llaman de “confirmación”, la acción va a seguir subiendo, lo normal es que opere como si supiera que va a subir, por lo que la propia ejecución de la regla hace que se cumpla, es como una profecía autocumplida.
Descartada esta estrategia de especulación, llegué a las estrategias de inversión en acciones. Hago esta diferenciación, porque creo que en la segunda es relevante la calidad de la empresa, sector, tendencias o hábitos, y la primera no. Por tanto, volviendo a la inversión, me gusta lo que veo, a priori, me parece que tiene sentido una estrategia que se apoya en la evolución del mundo para devolverme intereses. También veo que hay una diferenciación bien marcada en cuanto a cómo gestionar las compras de acciones, lo llaman gestión activa o pasiva, resumiendo mucho, la activa consiste en analizar empresas y comprar las que superen ciertos criterios, la pasiva consiste en no analizar empresas de forma individual y comprar todo el mercado, es decir, comprar todas las empresas que conformen un grupo determinado, ya sea por países, continentes, sectores, tipos de empresas, etc.. y veo que tengo la posibilidad o bien de aprender a analizar empresas y comprarlas por mí mismo, o bien de despreocuparme y comprar todas las empresas americanas, o todas las europeas, o todas las de salud, o un largo etc… y sobretodo, al margen de la influencia de la banca tradicional, ya que veo muchas comparativas entre distintas entidades, tradicionales y online, nacionales y extranjeras, y es brutal la diferencia en comisiones, desde mi punto de vista, esta es mi forma de resumir estas tres estrategias:
Es en Mayo del 2020 cuando comienza mi aventura real, pero es en marzo cuando empiezo a dar respuesta a aquella inquietud original de hace años, con videos, podcasts, primeros libros y más videos. Hay que reconocer que la gran cantidad de información útil y gratuita que está disponible en internet es en su gran mayoría gracias a los aportes de gente “normal”, autodidacta y altruista que nos dedica su tiempo y conocimientos, y aunque sólo sea por respeto y gratitud, merece reconocimiento. En mi caso, creo que le estoy dando buen uso a todo ese conocimiento y lo único que me ha hecho falta para arrancar, es que me obliguen a parar.
A partir de este parón, mis directrices acerca del tiempo y cómo emplearlo cambiaron, y esto está directamente relacionado con el mundo profesional. No es mi intención desarrollar mis aspiraciones profesionales en este blog, pero si las mentales, y como tal, reconozco con orgullo que he desarrollado un pensamiento más independiente y crítico gracias a plantearme gestionar mi futuro y avistar las aspiraciones a las que unas finanzas sanas y sin complejos me animan a diseñar.
Retomando la idea de mi tranquilidad mental y apoyado en la gestión del tiempo, empecé a ser consciente del ratio sacrificio/recompensa y empecé a dudar si merecía la pena dedicar toda la vida a un trabajo del que no obtenía las recompensas que esperaba.
Decidí que no merecía la pena tanto esfuerzo, viajes y horas extra si no estaban valoradas pero intuí que este planteamiento no me llevaría a nada bueno, y entonces encontré un compromiso conmigo mismo basado en 3 ideas:
- No trabajaría por las tardes ni me llevaría el trabajo a casa.
- Volvería a la actitud proactiva e implicada que siempre tuve para optar a esa valoración que quería y evitaría ese pensamiento de desidia y esa tendencia a la comodidad a la que se me empujaba.
- Como plan B, dejaría la puerta abierta (y mi cv) a nuevos retos, alicientes, aprendizajes y recompensas.
Respecto al punto 1, mis nuevas directrices de disfrutar de todas las tardes en familia no estaban alineadas con las de mi empresa, por lo que tuve que optar por una reducción de 1 hora por cuidado de los críos, para poder cerrar el portátil a las 15h, por supuesto asumiendo el coste, o mejor dicho, intercambiando ese coste de trabajar menos horas, por tiempo para disfrutarlas. Esta decisión se vuelve real a mediados del 2021 y entra de lleno en el punto “gasto en mi yo del presente” del que ya se habló cuando presenté mis pasos para sanear mis finanzas personales y redunda en mi idea de gastar con sentido común, ya que aunque pueda parecer anti-intuitivo, reducirme la jornada, como lleva asociado reducir los desplazamientos a la mitad, casi compensaba la reducción de salario, lo cual me fue muy grato descubrir. Más tarde, leí un libro sobre las finanzas personales donde profundiza en este hecho en concreto, y enseña a hacer este tipo de cálculos para tomar decisiones correctas basadas en datos y no en prejuicios, y me pareció muy interesante cómo la autora anima a traducir el precio de las cosas, en lugar de llamarlo dinero, llamarlo tiempo, y resulta muy ilustrativo saber cuántas horas estaríamos dispuestos a trabajar para pagarnos un iphone, una vacaciones todo incluido, una casa en la playa, y un muy largo etc.. spoiler del libro, el cálculo aunque se reduce al salario entre las horas trabajadas, descubrí que hay muchos factores que pasan totalmente camuflados y su alcance no se limita a lo que ocurre de 8am a 18pm, sino que son conceptos que reducen el ingreso y aumentan las horas, como costes del coche, costes de la ropa para trabajar, costes de sobrepagar vacaciones porque son en temporada alta, costes de caprichos para “desconectar”, tiempo de transporte, tiempo de trabajo fuera de la jornada, tiempo destinado a esas compras para el trabajo, tiempo mental que no deja desconectar, y un largo etc…
Respecto al punto 2, aparece una oportunidad de ascenso y tengo la suerte que la empresa confía en mí para cubrirla. Por suerte o por desgracia, yo ya había comenzado a educar mi mente y no me veo en la obligación de aceptar bajo cualquier condición, por lo que soy capaz de rechazar la "oportunidad" sin ningún complejo. Conocía el trabajo, conocía mis capacidades y simplemente fui capaz de asignarme un valor en lugar de un precio. Creo que una decisión así sólo puede tomarse con cierta consciencia de libertad y asumo que hace unos años no hubiera sido el caso, el tiempo dirá si he estado acertado o errado, pero la tranquilidad mental que tengo me hace inclinarme por lo primero.
Respecto al punto 3, no estoy buscando una salida explícita a mi trabajo actual, sino que he entendido que quiero ver crecer mis capacidades e inquietudes y no me autoimpondré limilitaciones de ubicación o complejos. Decirlo es sencillo, pero aplicarlo es algo más tedioso, pero acostumbro a seguir mis propias pautas, por lo que en mi búsqueda de evaluar el sector, me toca remangarme y aplicar, y más por la molesta costumbre de los reclutadores de dar escasa información útil, por lo que enterarse, hay que entrevistarse. Aplico a unas cuantas, unas se dan mejor, otras ni se dan y otras las descarto, pero me doy cuenta lo nulo que soy en venderme, o simplemente en transmitir mis habilidades, por suerte, puedo destacar dos cosas, la primera es que el "venderse" es cuestión de actitud y se mejora rápidamente y la segunda, que debido a los podcast que escucho, doy con una persona que habla sobre temas laborales y lo enfoca con una naturalidad muy sana, fue reclutadora, asique entendiendo su historia, resulta muy facil empatizar con mi interlocutor en una entrevista y liberar esos nervios y tensiones. Esta persona es Andrea Martinez (Andrea MarGon) y tras ver su canal de youtube tuve el valor de lanzarla varias consultas y la fortuna de ser contestado, por lo que le extiendo mi gratitud.
La reflexión que saco al tomar contacto con la inversión es que, bajo mi punto de vista, el trading se basa en el precio y la inversión en el valor, con ambos se puede hacer dinero, pero veo más fundamento y sentido común en confiar en mis habilidades de analizar un negocio (cuando las tenga), que en las habilidades del común del mercado en seguir tendencias “lógicas” o estadísticas. Y como extensión, una vez conozco esta diferencia, puedo prolongar el concepto de inversión al ámbito personal y no dejarlo reducido a las finanzas. Esto me ha permitido definir que lo primero en lo que debo invertir, es en mí: en mi tiempo, valores, dignidad y autoestima.
Como resumen, en esta etapa de inicios de 2020 aprendo a reconocer el tiempo como mi mejor recurso y comprendo que la rutina puede ser mala consejera si no me permito parar para recapacitar. Tomo consciencia del punto de inflexión que supone en mi vida el iniciarme en el mundo de las finanzas personales e inversión, en cuanto a apertura de mente y empiezo a darme cuenta que no hay un plazo ideal para dicho inicio, sino que cuanto más he dejado pasar el tiempo, mas he tardado en enriquecer tanto mi mente como mi bolsillo. Esta idea de "ya voy tarde", he intentado corregirla en mis hijos, abriendo un fondo indexado a mi hija con dos años y a mi hijo con dos meses.
Por concluir, sin haberlo pensado así inicialmente, escribir este diario me está ayudando a reafirmar ese reconocimiento el tiempo como herramienta imprescindible, ya que sentarme a escribir es una excusa perfecta para recordar y reflexionar sobre las acciones tomadas.
Nota: sin ser una recomendación, ya indiqué que no es mi juego, animo a revisar la sección "mis lecturas" como primera parada de un camino personal para el que nadie nos prepara. No sólo conviene encontrar respuestas a las inquietudes que nos surgirán al salir de lo pre-establecido sino que es imprescidible aprender a formularse las preguntas adecuadas, y por lo que estoy viviendo, esto sólo llega con formación, y se acelera con curiosidad. Leer, pensar y criticar son las mejores herramientas que te puedo presentar.
Citas que me hicieron reflexionar:
“Nadie es libre si no es dueño y señor de sí mismo” - Epicteto
“Recibir sin orgullo, desprenderse sin apego” - Marco Aurelio
“Deseo el valor para cambiar las cosas que pueda cambiar, la serenidad para aceptar las que no pueda cambiar y la sabiduría para distinguir entre las dos” - Marco Aurelio
“El precio es lo que pagas. El valor es lo que recibes” - Warren Buffett
“Vivimos gracias a lo que ganamos, pero damos sentido a la vida gracias a lo que damos” - Winston Churchil
“La gratitud es el signo de las almas nobles” - Esopo
“Los precios aumentan para asegurarnos de que la gente siga muriendo.”
“Para que algunos sean inmortales, otros tienen que morir.” - In time
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